Antecedentes:
En estos días, la prensa internacional analiza con lupa cada gesto y declaración de los principales líderes mundiales, en especial de Putin y Trump, ambos aparentemente decididos a alcanzar una paz en el corto plazo. Tal como anticipamos en esta columna semanas atrás, Putin no detendrá su ofensiva mientras continúa obteniendo nuevas ganancias territoriales por la vía militar. En tanto Estados Unidos y Europa no aumente significativamente la ayuda militar a Ucrania, sus tropas seguirán avanzando, y el Kremlin continuará ofreciendo instancias de diálogo como táctica para ganar tiempo. Por su parte, Trump sí busca agotar todas las opciones diplomáticas para lograr un acuerdo. No solo quiere consolidarse como el arquitecto de una paz duradera, sino también abrir nuevas líneas de negociación con Rusia: desde tratados de no proliferación nuclear hasta acuerdos comerciales que le permitan explotar recursos estratégicos en el Ártico, como minerales raros, y así reducir la dependencia estadounidense de China. Lo que aún no está claro es cuánto durará la paciencia de Trump frente a la estrategia dilatoria de Putin. Sin embargo, ya es posible anticipar cómo reaccionarán ciertos actores clave ante esta dinámica y qué están dispuestos a negociar.
Mitos Comunes:
- Intercambio de territorio. En los últimos días, Putin ha insinuado la posibilidad de aceptar un intercambio de territorios dentro de Ucrania como vía para alcanzar la paz. Sin embargo, esta oferta es engañosa. Lo que el Kremlin está dispuesto a ceder carece de valor estratégico, mientras que exige a cambio regiones dentro del Donbás, ya fortificadas por el ejército ucraniano y cuya toma futura por la fuerza sería sumamente costosa. Desde el punto de vista militar, Ucrania difícilmente aceptaría entregar posiciones que ya están sólidamente defendidas y que representan una ventaja táctica para su defensa a largo plazo. Asimismo, el Donbas es la región de Ucrania que más tiene yacimientos de minerales raros que Rusia querría explotar.
Mis Predicciones:
- Putin seguirá estirando el proceso de negociación. Cada nueva reunión será una excusa para ganar tiempo mientras sus tropas continúan avanzando en el Donbás y sus drones mantienen bajo presión a las ciudades ucranianas. Desde su perspectiva, prolongar las conversaciones le permite fijar una futura línea de cese al fuego más favorable, lo más cerca posible de Kiev.
- Europa actuará en bloque de ahora en más. Los países europeos seguirán coordinando sus acciones, tanto en el apoyo militar a Ucrania como en las mesas de negociación. Así como respaldaron a Zelenski en su visita a la Casa Blanca, no dudarán en sentarse también con Putin si eso facilita un nuevo marco de seguridad para el continente. La prioridad es no dejar una Ucrania débil en el largo plazo.
- China seguirá aprovechando la división global que trajo la guerra. Pekín se beneficia de un mundo dividido en bloques. La reciente tensión entre Trump y Modi por la compra de petróleo ruso por parte de India es una oportunidad que China está explotando para debilitar una posible alianza estratégica entre Washington y Nueva Delhi. Cuanto más fragmentado el orden global, mayor margen de maniobra para China.
Ucrania no ingresará en la OTAN, pero necesitará garantías de seguridad. Un ingreso formal de Ucrania en la OTAN está descartado en el corto plazo, y tampoco habrá tropas europeas estacionadas en su territorio. Lo más probable es que se acuerde la presencia de observadores internacionales sin funciones militares, y como garantía de seguridad para Ucrania, un suministro continuo de armamento defensivo por parte de Europa. Putin se resignará y no podrá obtener una Ucrania desmilitarizada y neutral. Las promesas de Putin carecen de valor: ya rompió acuerdos similares en dos ocasiones, cuando tomó Crimea por la fuerza en el 2014 y cuando invadió Ucrania en el 2022. En la política internacional generalmente la fuerza militar es más poderosa que los gestos de los lideres de las grandes potencias.