Geopolítica Simplificada

53. El Domo Dorado y La Guerra de las Galaxias

Antecedentes:
Trump ha anunciado la construcción de un Domo Dorado para proteger el territorio estadounidense de posibles ataques con cohetes hipersónicos, misiles nucleares, drones y cualquier otra amenaza que pueda provenir del espacio.

La creación de este sistema defensivo forma parte de su estrategia para consolidar la hegemonía tecnológica y militar de Estados Unidos. El Domo de Hierro israelí ha demostrado ser eficaz en la defensa de centros urbanos, restando poder de disuasión al enemigo, como se evidenció recientemente frente a Irán. Aunque todavía no hay detalles concretos, se estima que el Domo Dorado consistiría en un conjunto de baterías antimisiles distribuidas a lo largo del país, conectadas mediante una red de satélites capaces de detectar amenazas en tiempo real. Estos satélites podrían incluso estar equipados con tecnología láser para interceptar misiles en altitudes elevadas.

No es la primera vez que un presidente estadounidense propone un sistema de defensa de estas características. En los años 80, Ronald Reagan presentó la Iniciativa de Defensa Estratégica, conocida popularmente como La Guerra de las Galaxias, con una idea similar. Aunque la tecnología no estaba lista en aquel momento, el anuncio provocó una carrera armamentista que la Unión Soviética no pudo sostener, acelerando la quiebra económica del sistema comunista.

Mitos Comunes:

  • Los sistemas antimisiles actuales podrían proteger todo el territorio de Estados Unidos. Los sistemas actuales combinan distintas plataformas: THAAD, Patriots y misiles diseñados para cubrir diferentes rangos de distancia. Sin embargo, estos solo pueden proteger zonas específicas como ciudades o bases militares. Han demostrado eficacia contra misiles de crucero y drones, pero aún no está claro cuán efectivos serían contra misiles hipersónicos —que pueden viajar a velocidades varias veces superiores a la del sonido y modificar su trayectoria en vuelo— o contra misiles balísticos intercontinentales que salen y reentran en la atmósfera muy cerca de su objetivo.
  • Los satélites interceptarían muchos más misiles en vuelo que los sistemas terrestres. Si bien es cierto que la tecnología satelital se ha vuelto más accesible gracias a empresas como SpaceX, interceptar misiles desde el espacio aún presenta enormes desafíos. Los enemigos potenciales de Estados Unidos podrían saturar el sistema lanzando múltiples misiles simultáneamente, incluyendo señuelos (dummies) diseñados para confundir y sobrecargar las defensas.
  • La tecnología láser hará mucho más efectivos y económicos los domos defensivos. Esta tecnología ya se está probando en Israel y se espera que entre en servicio operativo en los próximos años. Sin embargo, debe considerarse como un complemento, no como una solución principal. Los láseres se ven limitados por las condiciones climáticas, ya que se dispersan con la humedad del ambiente. Además, la altísima velocidad de los misiles hipersónicos dificulta que un láser mantenga la intensidad suficiente en un solo punto para lograr su destrucción.

 

Mis predicciones:

  • El Domo Dorado provocará una nueva carrera armamentista en el espacio, aunque será asimétrica. Estados Unidos ya cuenta con sistemas antimisiles efectivos en tierra, por lo que la innovación consistirá en crear una infraestructura orbital de detección y defensa. Esta evolución llevará a China y Rusia a diseñar contra estrategias para anular este sistema, no copiándolo, sino desarrollando soluciones tecnológicas menos costosas. Ambos países ya han probado sistemas antisatélite (un misil derribando a un satélite o un satélite a otro) y Rusia incluso contempla usar explosiones nucleares en el espacio para destruir una parte sustancial de los satélites en órbita.
  • Trump necesitará a Canadá. Dado que los misiles provenientes de China, Rusia o Corea del Norte probablemente cruzarían el Ártico, gran parte del sistema de defensa tendría que instalarse en territorio canadiense. Esto incluye no solo estaciones de detección, sino también baterías antimisiles. Proteger ciudades como Nueva York, Washington o Seattle implica comenzar la defensa desde las estepas canadienses.
  • No importa cuánto se invierta en el Domo: será una solución limitada para detener un ataque masivo. Aunque el costo de lanzamiento de satélites ha disminuido drásticamente y el Pentágono podría desplegar miles, siempre será más barato para el enemigo producir más misiles que saturen el sistema. Además, los misiles modernos son más rápidos y maniobrables gracias a la inteligencia artificial, lo que complica aún más su interceptación. A diferencia de Israel, que tiene un territorio pequeño, Estados Unidos es vasto y posee múltiples centros urbanos críticos. De todos modos, ninguna potencia actual se animaría a atacar preventivamente a Estados Unidos, con o sin Domo Dorado. En última instancia, en la guerra, muchas veces la mejor disuasión no es la mejor defensa, sino la capacidad de generar un daño inconmensurable luego de un primer ataque enemigo. Perl Harbor y las torres gemelas son buenos ejemplos históricos sobre como Estados Unidos podría responder.

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