Geopolítica Simplificada

49.Bienvenidos a la Segunda Guerra Fría

Antecedentes:

Hoy, Estados Unidos y China compiten por imponer las reglas del orden mundial. Son, respectivamente, la primera y segunda economía global. Tras ganar la primera Guerra Fría con la disolución de la Unión Soviética, Estados Unidos dominó la escena internacional durante décadas. En 1972, Nixon viajó a Pekín para restablecer los vínculos entre ambos países y romper la alianza comunista entre Moscú y Beijing. Como parte de esa apertura, China adoptó el modelo capitalista, pero sin renunciar al control político del Partido Comunista. En los siguientes 50 años, logró el mayor crecimiento económico sostenido en la historia moderna, en lo que muchos denominaron el “ascenso pacífico” de China.

Hoy, sin embargo, el liderazgo de Xi Jinping desafía abiertamente las reglas globales, apoyándose en el poderío económico y militar de su país. Mientras tanto, Estados Unidos intenta conservar su hegemonía, redefiniendo sus alianzas militares y su red de relaciones comerciales.

Más allá de quién se beneficie o pierda más en la actual guerra comercial, todo indica que la rivalidad entre ambos países crecerá en las próximas décadas. Detrás de esta competencia hay modelos opuestos de organización social y formas de ver el resto del mundo. Esto alimenta la percepción mutua que el otro representa una amenaza existencial. Bienvenidos a la Segunda Guerra Fría. El gran desafío será evitar que esta guerra fría se convierta en una guerra caliente, como ocurrió en el siglo XX con las guerras mundiales.

Mitos Comunes:

  • El desacoplamiento entre ambas economías será total y abrupto. La irrupción de Trump con nuevas tarifas marcó el inicio de una guerra comercial entre China y Estados Unidos. Aunque puedan alcanzar acuerdos parciales, nada volverá a ser como antes. Sin embargo, ambos países seguirán necesitando al otro. A diferencia de la primera Guerra Fría, en la que la Unión Soviética y Estados Unidos apenas comerciaban entre sí, hoy China y Estados Unidos mantienen la relación comercial más importante del mundo. Un desacoplamiento completo —para dejar de depender mutuamente en productos e insumos estratégicos— llevará años o incluso décadas. En ese proceso, muchos países emergerán como intermediarios clave, funcionando como puentes para mantener el flujo de bienes y tecnologías

Mis predicciones:

  • La rivalidad militar se desplazará a Asia. Durante la primera Guerra Fría, el foco militar estaba en el Atlántico Norte y Europa Occidental. La guerra caliente habría comenzado con tanques cruzando las estepas europeas, seguida de enfrentamientos navales en el Mar Báltico, el Ártico y el Atlántico. En esta nueva etapa, el centro de gravedad se ha corrido al Pacífico. La disputa estratégica gira en torno a las aguas entre la primera cadena de islas y los países del continente: China, Japón, Taiwán, Corea del Sur, Vietnam y Filipinas. China busca controlar ese espacio, consolidando su influencia sobre Taiwán y forzando a sus vecinos a abandonar reclamos territoriales en disputa. A diferencia de la primera Guerra Fría, Estados Unidos enfrenta el desafío logístico de operar a más de 10.000 kilómetros de su territorio continental, mientras China combatiría cerca de su territorio. Ambos países invierten en innovación militar para ganar una guerra en la región, o todavía mejor, disuadir al otro que no vale la pena pelearla.
  • Estados Unidos jugará la “Nixon en reversa”. En la primera Guerra Fría, Nixon sorprendió al mundo al restablecer relaciones con China para aislar a la Unión Soviética. Hoy, la estrategia podría invertirse. Con Rusia debilitada por su guerra en Ucrania y cada vez más dependiente del respaldo chino, Estados Unidos buscará acercarse diplomáticamente a Moscú para debilitar su alianza con Pekín. Esta nueva “Nixon en reversa” podría incluir cooperación en temas como el comercio ártico o la explotación conjunta de recursos naturales. Rusia, por su parte, mantiene una histórica desconfianza hacia China, consciente de que el apoyo militar y económico recibido durante la guerra con Ucrania no fue gratis. Lo que China llama “amistad sin límites”, Moscú lo percibe como una dependencia incómoda que prefiere evitar a largo plazo.
  • La utilización de la economía como arma. Las relaciones comerciales entre ambos países se convertirán en herramientas clave de presión para obtener ventajas estratégicas en esta nueva guerra fría. Ya lo vimos en el caso de los puertos a cada lado del canal de Panamá, que pasaron de manos chinas a manos de empresas estadounidenses. Lo mismo ocurrirá con infraestructura sensible como puertos, fábricas, oleoductos o cables submarinos que puedan ser utilizados con fines estratégicos en caso de un conflicto. Esta lógica también alcanzará a los servicios tecnológicos: por ejemplo, ofrecer una red de telecomunicaciones en un país implica acceso a la información y posibilidad de manipularla. Incluso el financiamiento externo estará cada vez más atado a condiciones políticas vinculadas a la competencia global. El mundo no volverá a ser el mismo: todo estará atravesado por esta nueva guerra fría.

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