Geopolítica Simplificada

46. Las consecuencias de las Des-globalización

Antecedentes:

Independientemente de cuánto Trump resigne su posición maximalista con las tarifas, (como ya lo hizo ayer – 9 de abril – estableciendo una prórroga de 90 días a todos los países menos a China), el nuevo proteccionismo estadounidense representa un golpe desestabilizador para la globalización. El orden liberal internacional promovido por Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial impulsó el comercio global, permitiendo que numerosos países crecieran y sacaran a millones de personas de la pobreza. Mientras campesinos en situación de extrema pobreza en China o Vietnam se trasladaban a fábricas urbanas, los consumidores estadounidenses disfrutaban de una abundancia sin precedentes. Este mundo globalizado generó un nivel de riqueza sin parangón en la historia de la humanidad.

Estados Unidos ha sido el gran promotor y garante de ese orden, no solo dando el ejemplo sino también asegurando el cumplimiento de las reglas. Para ello, no solo desarrolló una presencia militar con bases distribuidas por todo el mundo, sino que, más importante aún, estableció una red de instituciones —como las Naciones Unidas, la Organización Mundial del Comercio y el Banco Mundial— diseñadas para fomentar el libre comercio.

Incluso si las tarifas finalmente son más bajas de lo inicialmente anunciado y solo se concentra en una posible guerra comercial con China, el mundo ya no será el mismo. El proteccionismo no solo es disruptivo para la economía mundial, sino también para la política internacional. ¿Por qué un aliado debería ser tratado de la misma manera que un posible rival? Esto es lo que se preguntan hoy los líderes de la Unión Europea, Japón o Corea del Sur. Aunque Trump pueda anunciar “grandes acuerdos” con algunos de ellos, su enfoque transaccional resulta insuficiente para restaurar relaciones estratégicas construidas a lo largo de décadas sobre la base de valores comunes, comercio e intereses de seguridad compartidos.

Mitos Comunes:

  • Las tarifas recíprocas son justas y efectivas. Durante décadas, Estados Unidos ha basado su comercio en el principio de reciprocidad. Sin embargo, no tiene sentido económico medir esa reciprocidad con el objetivo de alcanzar un déficit cero con cada país, es decir, exportar el mismo valor que se importa. No tiene lógica que Estados Unidos fabrique calzados cuando Vietnam tiene fábricas con mano de obra más barata y especializada. Un par de Nike, un IPhone o un automóvil “made in USA” costarían al menos 100% más si fueran fabricados enteramente en Estados Unidos. La verdadera fortaleza de la economía estadounidense radica en su productividad en sectores de alta tecnología como satélites, inteligencia artificial y aeronáutica. Los déficits comerciales no reflejan una pérdida de capacidad industrial, sino una economía enfocada en la producción de bienes y servicios avanzados, mientras importa productos de consumo masivo o materias primas de otros países.

Mis predicciones:

  • La Des-globalización y el proteccionismo hacen al mundo más peligroso. Durante la recesión de los años 30, el Congreso estadounidense aprobó la Ley Smoot-Hawley, imponiendo aranceles a más de 20.000 productos para proteger la industria nacional. Esto desató represalias globales, redujo el comercio internacional y agravó la recesión. Japón, buscando autosuficiencia económica, optó por la expansión militar: invadió Manchuria en 1931 e Indochina en 1940. Esta expansión culminó con el ataque a Pearl Harbor, diseñado para evitar que Estados Unidos obstaculizara su avance imperial. El proteccionismo iniciado en los años 30 fue un factor central en el estallido de la Segunda Guerra Mundial. Además de ser recesivo, el proteccionismo genera incertidumbre en materia de seguridad y puede desestabilizar el sistema internacional.
  • China ampliará su músculo comercial en el mundo. A diferencia de Estados Unidos, China depende críticamente de los mercados internacionales para sostener su modelo económico basado en exportaciones. Este es tanto su motor de crecimiento como su talón de Aquiles. Los consumidores chinos, cautos y con altos niveles de ahorro, desconfían de la capacidad del Estado para garantizarles salud y seguridad durante su retiro. Ante la des-globalización, China intentará abrir nuevos mercados ofreciendo acuerdos comerciales atractivos, especialmente a países emergentes o pequeños con escaso poder de negociación frente a Estados Unidos.
  • Los países emergentes o en vías desarrollo enfrentarán dilemas entre economía y seguridad. Los países emergentes serán especialmente vulnerables a las tarifas globales y deberán negociar acuerdos con potencias o bloques comerciales para mantener sus economías a flote. Sin embargo, en un sistema internacional con reglas más frágiles, estos acuerdos estarán cada vez más condicionados por exigencias relacionadas con la seguridad. Las potencias podrían exigir acceso estratégico a territorios, establecer bases militares o imponer limitaciones en la capacidad de defensa de estos países, a cambio de garantizar acceso a sus mercados. La economía, la política y la seguridad internacional se entrelazarán cada vez más en un mundo menos globalizado.

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