Antecedentes:
Trump, Putin y Zelenski quieren terminar con la guerra que ya ha dejado más de un millón de víctimas entre heridos y muertos. Sin embargo, discrepan en los términos y en lo que significará la paz para las partes involucradas, incluida Europa.
Como anticipamos en esta columna en junio de 2024, las partes firmarán un armisticio en el que Rusia mantendrá el control sobre el territorio del Óblast-Donetsk, en el este de Ucrania, sin que Kiev renuncie formalmente a su soberanía sobre la región. Al mismo tiempo, Ucrania no tendrá un camino para ser parte de la OTAN, aunque tampoco declarará su neutralidad, como exige Putin.
¿Será esta una paz duradera que evite futuros conflictos entre ambos países permita la reincorporación de Rusia a la comunidad internacional y ponga fin a su política agresiva hacia sus vecinos? La respuesta es no. Será una paz precaria.
Mitos comunes:
- Ucrania con suficiente ayuda militar podría recuperar los territorios ocupados por Rusia. A pesar de la ayuda militar occidental ucrania no posee suficientes tropas ni armas para retomar el territorio perdido. En la guerra moderna sigue siendo más fácil defender territorio que reconquistarlo. Rusia ha fortificado las posiciones ya ganadas y está más dispuesta a sacrificar soldados, ya sea rusos o norcoreanos. La guerra moderna es parecida a las batallas de trincheras de la primera guerra mundial. Las líneas son difíciles de mover, porque las tropas de ambos ejércitos están constantemente expuestas a la vigilancia y ataque de drones.
- Trump será complaciente con Putin. Trump practica la diplomacia personal. Con encuentros mediáticos, realiza grandes anuncios y muchos medios proclamarán que se deja seducir por la simpatía de Putin. Sin embargo, Trump entiende perfectamente el espectáculo mediático. Le concederá a Putin lo necesario para alcanzar la paz, pero no cederá la independencia de Ucrania ni lo hará participe a Putin de las grandes decisiones que afectan a otros conflictos globales, como Israel-Irán, o China-Taiwán.
Mis predicciones:
- Putin seguirá teniendo un comportamiento agresivo frente a Ucrania y Europa. Putin no tiene un plan B. Siempre redoblará la apuesta. Para evitar el peso de las sanciones occidentales, la economía rusa depende cada vez más de China y de su industria militar. Actualmente, el gasto militar ruso representa el 40% del presupuesto. Putin aprovechará esta paz precaria para rearmar sus ejércitos y consolidar su popularidad interna, especialmente cuando algunas sanciones comiencen a desaparecer. No renunciará a su retórica de “desnazificación” de Ucrania, un objetivo que solo podría lograr derrocando a su gobierno, ni dejará de percibir a la OTAN como una amenaza militar creciente. Rusia dejará de ser un paria internacional, pero no volverá a formar parte de organismos como el G7. Putin ha condenado a Rusia a permanecer en un purgatorio internacional, cada vez más dependiente de aliados como China, Irán y Corea del Norte.
- Europa aumentará su gasto militar colectivo y contribuirá a la reconstrucción de Ucrania. Se acabaron las décadas en las que el paraguas de seguridad de Estados Unidos garantizaba la disuasión frente a la Unión Soviética y, posteriormente, a Rusia. También quedó atrás la idea de que la interdependencia económica con Rusia mantendría a Putin bajo control. Europa desarrollará su capacidad industrial para sostener ejércitos propios que no dependan de Estados Unidos para disuadir un posible ataque ruso contra un estado miembro de la OTAN. Asimismo, será clave la asistencia económica en la reconstrucción de Ucrania.
- Ucrania resignará territorio a cambio de paz y se fortalecerá frente a nuevos ataques rusos. Ucrania continuará desarrollando su industria militar local, especialmente en drones autónomos aéreos, terrestres y navales, para hacer frente a los ejércitos rusos, que siempre tendrán la ventaja numérica en tropas. La mejor garantía de seguridad que Occidente puede ofrecer es la inversión extranjera en sus industrias locales, como la explotación de minerales estratégicos que tanto interesa a Trump.
- Trump conseguirá la paz con Putin para enfocarse en la competencia con China. A diferencia de Biden, Trump negocia directamente con Putin sin involucrar a los europeos. Aunque cree que puede entenderse con Putin, no confía en él. Estados Unidos continuará apoyando a la OTAN, pero exigirá que Europa tome la iniciativa en la defensa colectiva del continente. Para Trump, la disuasión frente a Putin debe ser financiada por los bolsillos europeos. Una vez asegurada la paz con Rusia, Trump se enfocará en el desafío más complejo de la política internacional: la creciente competencia entre Estados Unidos y China en las próximas décadas.