Antecedentes:
Trump sorprendió al mundo al proponer que los dos millones de palestinos gazatíes se trasladen voluntariamente a otros países árabes, particularmente Jordania y Egipto, para reconstruir la franja en un resort junto al mar. Esta idea generó rechazo inmediato por parte de todos los líderes árabes y europeos. Sin embargo, a Trump no hay que tomarlo literalmente. En los pocos días de su gobierno, lo hemos visto plantear demandas de máxima, tanto para países aliados (como Dinamarca y Panamá) como para rivales (como Rusia y China). Trump provoca para crear un nuevo marco de negociación y romper con el statu quo. Tanto Trump como Netanyahu saben que esta propuesta es impracticable.
El propósito es otro: involucrar a los países árabes aliados de Estados Unidos en una solución pacífica a largo plazo. Estos países no pueden seguir exigiendo lo mismo, como la solución de dos estados, a cambio de paz para Israel. No es sostenible ser críticos sin formar parte activa de la solución.
Egipto, Jordania, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Qatar son indispensables para lograr un futuro digno para los palestinos y una paz duradera para Israel. Sin embargo, hasta ahora, solo han emitido declaraciones ambiguas y retóricas de siempre. En la práctica, Egipto cerró sus fronteras con Gaza, impidiendo el ingreso de heridos o desplazados. Egipto cedió el control de Gaza en 1967, después de la guerra de los seis días; y el ejército jordano expulsó a las milicias palestinas en 1971. Desde entonces, ningún otro país árabe se ha ofrecido a recibir palestinos.
Mitos comunes:
- La causa palestina sigue siendo un interés estratégico en los países árabes. A pesar de la retórica árabe sobre la situación en Palestina, el mundo árabe ha cambiado en las últimas décadas, relegando el problema palestino en sus prioridades. De hecho, la mayoría de los gobiernos autocráticos de Medio Oriente no simpatizan con Hamás y, en privado, celebran los resultados de la guerra. Hamás ahora está imposibilitado de exportar su doctrina extremista, que representaba una amenaza para los propios regímenes árabes. Por otro lado, Irán y sus proxis han sido debilitados.
- La guerra no mata ideologías. Muchos critican las acciones militares israelíes argumentando que siembran más extremismo a futuro. Sin embargo, esto no es necesariamente cierto. En el siglo XX, hubo guerras devastadoras en las que los civiles fueron los más afectados. En la mayoría de los casos, las generaciones posteriores no buscan venganza, sino que desean vivir en paz y prosperidad. La pobreza crónica y la ideología extrema, perpetuada a través de la educación y regímenes autoritarios, son las que alimentan el odio y convencen a los jóvenes a sacrificar sus vidas en vano.
Mis predicciones:
- La guerra continuará hasta que Hamás deje de gobernar Gaza. Israel no terminará la guerra, y por lo tanto Gaza no se reconstruirá, hasta que Hamás deje el poder. Los países árabes deberán formar parte de la solución, comprometiéndose a proporcionar ayuda financiera y seguridad, mediante soldados desplegados en Gaza, a un nuevo gobierno sin Hamás, que garantice la seguridad de Israel a largo plazo. Mientras tanto, Israel controlará el corredor de Filadelfia, que separa la Franja de Gaza de Egipto, para impedir el contrabando de armas. Además, Israel y Estados Unidos no permitirán que organizaciones como UNRWA supervisen la ayuda humanitaria. Estas fueron cómplices de Hamás durante décadas, corrompidas por un gobierno autoritario que reprimía a su población y eliminaba a los que pensaban distinto.
- Normalización a cambio de No Anexión. Los regímenes de Egipto y Jordania dependen en gran medida de la ayuda militar y económica que les ofrece Estados Unidos. Por su parte, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Catar prefieren el paraguas de seguridad de Estados Unidos antes que enfrentarse solos a Irán, o hacer alianzas con potencias menos predecibles como China o Rusia. Su poder relativo en la economía mundial se está reduciendo. Aunque todavía tienen años de ganancias provenientes del petróleo y el gas, necesitan transformar sus economías para ofrecer empleo a sus jóvenes, atraer turismo global e inversión internacional. Trump sabe que puede exigir un compromiso serio de estos países mientras Israel se comprometa a no anexar Cisjordania y Gaza. Los sectores más radicales de la sociedad israelí tendrán que aceptar la no anexión a cambio de la normalización de relaciones con Arabia Saudita y la creación de una fuerza de seguridad árabe que garantice que Hamás no regrese al poder. La paz requerirá un compromiso de todas las partes involucradas. Todas deberán arriesgar, pero también tendrán mucho por ganar.