Geopolítica Simplificada

30. El Futuro (incierto) de Siria

Antecedentes:

Desde su creación en 1920, Siria ha sido un mosaico de grupos religiosos y culturales. Gobernada de forma represiva por la familia Assad desde 1963, el régimen enfrentó una brutal guerra civil que dejó más de 500.000 muertos y millones de refugiados, muchos de los cuales huyeron a Turquía y Europa.

El colapso del régimen Assad, ocurrido en cuestión de días, dejó un vacío de poder en la región. Con un ejército desmoralizado y la retirada del apoyo militar de Hezbollah, Siria ha pasado a manos de Hayat Tahrir al-Sham (HTS), un grupo respaldado por Turquía y con vínculos pasados con Al Qaeda. Sin la capacidad militar para controlar todo el territorio, HTS se ha visto obligado a formar alianzas internas con otros grupos rebeldes para consolidar su poder.

El líder de HTS, en un esfuerzo por distanciarse de su pasado extremista, ha ofrecido entrevistas a medios occidentales como CNN y la televisión israelí, proyectando una imagen de tolerancia y alejándose del modelo de un régimen islámico radical.

Siria, rodeada por potencias regionales como Israel, Turquía e Irán, sigue siendo también un campo de juego estratégico para grandes potencias como Rusia y Estados Unidos. Más allá de quién gobierne, la ubicación geográfica y la compleja composición demográfica de Siria aseguran que su futuro siempre estará influido por el delicado equilibrio de poder entre sus vecinos y las grandes potencias.

Mitos Comunes

Estados Unidos y Europa reconstruirán Siria. En muchos círculos occidentales se plantea la posibilidad de refundar Siria bajo un gobierno moderno, tolerante y multiétnico, que atraiga inversiones extranjeras para reconstruir escuelas y servicios públicos. Sin embargo, esta visión es más idealista que realista. Reconstruir un país con instituciones previas, como ocurrió en Japón y Alemania después de la Segunda Guerra Mundial, es muy diferente a intentar construirlas desde cero. Estados Unidos ya intentó algo similar en Afganistán durante 20 años, invirtiendo miles de millones de dólares fracasando luego con la entrega del país a los Talibanes.

Mis Predicciones

Los ganadores de la caída de Assad. Israel se beneficia al neutralizar el principal corredor utilizado para enviar armas y financiamiento a Hezbollah en el Líbano, debilitando significativamente la amenaza en su frontera norte. Turquía también gana con la posibilidad de que los kurdos sirios enfrenten mayores desafíos internos, reduciendo la presión por autonomía en el sureste de Turquía. Además, espera que más de un millón de refugiados sirios regresen a su país, aliviando la carga económica y social en territorio turco. Estados Unidos, por su parte, encuentra una ventaja estratégica con la caída de Assad, que era un aliado clave de Rusia e Irán, además de haber tolerado células de ISIS y Al Qaeda bajo su régimen.

Los perdedores de la caída de Assad. Irán pierde a uno de sus principales aliados en la región y, con ello, el canal logístico para apoyar a Hezbollah, debilitando su capacidad de proyección de poder en el Líbano. Rusia también resulta perjudicada, ya que Siria era su plataforma de influencia en Oriente Medio, y la pérdida de su base naval y aérea reduce significativamente su capacidad de proyectar poder en el Mediterráneo y en la región.

Irán acelerará su programa nuclear. La caída de Assad deja a Irán sin un aliado estratégico y sin la posibilidad de reconstruir Hezbollah en el corto plazo. Para recuperar su capacidad de disuasión, Irán priorizará la obtención de una bomba nuclear en los próximos meses. Sin embargo, Israel, con el respaldo de Estados Unidos, responderá con ataques preventivos a las instalaciones nucleares iraníes, lo que pondrá en grave riesgo la estabilidad del régimen en Teherán. Aunque Rusia y China protestarán enérgicamente, no intervendrán militarmente en favor de Irán, dejando al régimen iraní vulnerable.

El futuro próximo de Siria: ni Afganistán ni Emiratos Árabes.

El nuevo gobierno en Damasco enfrentará la ardua tarea de unificar un país devastado, rodeado de potencias regionales hostiles y sin un ejército funcional. Israel ha destruido gran parte de la infraestructura militar restante, incluidas las fuerzas navales y aéreas. Para estabilizar el país, el gobierno necesitará alianzas externas, pero estas definirán también sus enemigos. Estados Unidos, Israel y Turquía no permitirán que Siria se convierta en una república islámica como Afganistán bajo los talibanes. Por otro lado, Irán y Rusia no permitirán que se transforme en una nación árabe prooccidental y tolerante, como los Emiratos Árabes. Los sirios seguirán siendo rehenes de su geografía y de los intereses de las grandes potencias que gobiernan el destino de Oriente Medio.

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