Antecedentes:
Desde la creación del Estado de Israel en 1948, Arabia Saudita, junto con otros países árabes, ha sido uno de los opositores más firmes. Inicialmente, apoyó militarmente a las fuerzas árabes que intentaron evitar el establecimiento de Israel. La postura oficial saudí, alineada con la Liga Árabe, ha sido apoyar la creación de un estado árabe en toda Palestina y oponerse a un estado judío, manteniendo esta posición a lo largo de los años.
En 2016, el príncipe heredero Mohammed Bin Salman lanzó un ambicioso plan de modernización económica conocido como “Visión 2030”, con el objetivo de diversificar la economía saudí y reducir la dependencia del petróleo. Este plan incluye la ampliación del sector privado y la inversión en infraestructura, buscando crear una economía moderna y globalizada que ofrezca más oportunidades para la creciente juventud del país.
Paralelamente, Israel ha avanzado en la normalización de sus relaciones con varios países árabes bajo los Acuerdos de Abraham, estableciendo vínculos diplomáticos y comerciales con los Emiratos Árabes Unidos (EAU), Bahréin, Sudán y Marruecos. Estos se suman a las relaciones ya establecidas con Egipto y Jordania, consolidando una red de cooperación en la región.
Hoy en día, Israel y Arabia Saudita comparten más intereses comunes que contrapuestos. Ambos países ven a Irán y sus aliados en la región, como los hutíes en Yemen y Hezbolá en Líbano, como una amenaza militar significativa. En términos económicos, ambos podrían beneficiarse enormemente del intercambio de tecnología, turismo y energía.
Mitos comunes:
- Rechazo total a las negociaciones hasta la creación de un Estado Palestino: Aunque históricamente los países árabes han insistido en un Estado palestino antes de normalizar relaciones con Israel, la guerra con Hamas y otros factores han cambiado el panorama, haciendo posible un acercamiento sin resolver completamente la cuestión palestina.
- Arabia Saudita percibe a Israel como enemigo: Si bien esta ha sido una narrativa dominante, especialmente entre los regímenes autoritarios árabes, la realidad es más matizada. La creciente preocupación por la influencia iraní ha llevado a una reevaluación de prioridades.
- Suficiencia de una alianza con Estados Unidos: Aunque la relación con Estados Unidos es crucial para Arabia Saudita, la cooperación con Israel ofrece ventajas adicionales, especialmente en inteligencia, tecnología y apertura al mundo occidental.
Mis Predicciones:
- Normalización pospuesta, no descartada: La reciente guerra en Gaza puede haber retrasado el proceso de normalización (e incluso generado una posible guerra con Hezbolá), pero no lo ha detenido. Antes de octubre 7, era un secreto a vivo voz en la comunidad internacional las continuas negociaciones entre Israel, Arabia Saudita y Estados Unidos.
- Futuro acuerdo de seguridad con Estados Unidos: Para contrarrestar la amenaza iraní, Arabia Saudita necesita un acuerdo de seguridad con Estados Unidos, el cual incluiría a Israel como parte integral de una alianza estratégica más amplia. Estados Unidos estaría dispuesto a ofrecer más ayuda militar e incluso nuclear para uso pacífico y energético a Arabia Saudita a cambio que Israel y Arabia Saudita establezcan relaciones diplomáticas. Estados Unidos necesita sellar esta alianza para re direccionar recursos militares y diplomáticos a otras áreas del mundo, como el Pacifico y Europa.
- Beneficios económicos y militares compartidos: La colaboración en seguridad e inteligencia, junto con el acceso de Israel a nuevos mercados y la promoción del turismo en Arabia Saudita, podría transformar positivamente la región y mostrar al mundo una versión de Arabia Saudita más amigable con occidente.
- Cambio generacional en Arabia Saudita: La nueva generación de saudíes está más enfocada en el desarrollo económico y las oportunidades, y menos en la retórica anti-israelí, lo que facilita un ambiente más propicio para la normalización.
- Condiciones mínimas para los palestinos: Mientras el acuerdo incluya algún reconocimiento simbólico de los derechos palestinos, como la promesa de autonomía sin detalles específicos, Arabia Saudita podría avanzar hacia la normalización. Con el respaldo de Estados Unidos, ambos países podrían convertirse en pilares de la estabilidad regional.