Geopolítica Simplificada

33. El Talon de Aquiles del Imperio

Antecedentes:

A lo largo de la historia, los imperios sucumben bajo el peso de sus deudas. Hoy, el gobierno estadounidense gasta más en el pago de intereses de su deuda que en defensa y gasto militar, una señal preocupante y, a menudo, el primer indicio del declive de una potencia hegemónica.

Actualmente, Estados Unidos acumula una deuda neta cercana a los USD 26 billones (26 Trillones en inglés), lo que representa aproximadamente el 80% de su Producto Bruto Interno (PBI). Además, enfrenta un déficit anual cercano a los USD 2 billones (2 TN en inglés), equivalente al 6% del PBI. Incluso bajo proyecciones optimistas de crecimiento económico, los pagos de intereses consumirán una parte cada vez mayor del presupuesto federal, y se prevé que la deuda supere el 150% del PBI para 2040.

Sin embargo, Estados Unidos disfruta de una ventaja única: el dólar sigue siendo la principal moneda de reserva global, y su economía continúa siendo el motor para el resto del mundo. Este estatus le otorga un margen de maniobra privilegiado, permitiendo que el Tesoro emita deuda que los mercados internacionales siguen adquiriendo con tasas razonables. No obstante, esta dinámica también encierra un peligro: una espiral que, de no corregirse, podría desembocar en una crisis de deuda de proporciones históricas.

Mitos comunes:

  • El crecimiento económico resolverá automáticamente la deuda. Se cree que basta con que la economía crezca por encima del 4% anual, impulsada por innovaciones como la IA y la electrificación. Sin embargo, aunque puede haber años excepcionales, mantener un crecimiento constante a ese nivel es prácticamente imposible para una economía madura como la estadounidense. 
  • El nuevo Departamento de Modernización reducirá el déficit. Si no se consideran los gastos en salud, defensa y pago de intereses, menos del 15% del presupuesto podría ajustarse sin pasar por el Congreso. Para alcanzar un presupuesto balanceado, sería necesario reducir ese 15% de los gastos a la mitad, algo políticamente inviable dado que ahí se incluyen programas como la educación pública, subsidios agrícolas, o seguridad interna.
  • Las tarifas aduaneras achicarán el déficit fiscal. Si bien los aranceles pueden aumentar la recaudación, también generan insumos más caros, disminuyen la demanda de otros productos y provocan ineficiencias que, en última instancia, reducen la recaudación en otras áreas. El efecto puede ser nulo o contraproducente en términos de recaudación.

Mis predicciones:

  • Los compradores de bonos sonarán la alarma. El déficit y la deuda no generan incertidumbre mientras no afecten la vida cotidiana mediante inflación o tasas de financiación altas. Esto cambiará cuando los compradores de deuda exijan mayores tasas, encareciendo hipotecas, préstamos para autos y consumo. El gobierno también podría monetizar parte de la deuda, pero esto generaría inflación. Por ahora, los principales tenedores de bonos —fondos de pensión y bancos centrales— tienen pocas alternativas, pero el reloj se encuentra en cuenta regresiva.
  • Políticas innovadoras ayudarán a eficientizar el Estado. Propuestas como eliminar regulaciones obsoletas y establecer fechas de vencimiento para nuevas normativas podrían dinamizar la economía. Hoy en Estados Unidos, construir una autopista cuesta el triple en términos reales comparado con hace 30 años.
  • Los derechos a la seguridad social y jubilación serán modificados; y se subirán impuestos. La modificación de programas de seguridad social, como aumentar la edad de jubilación o los aportes, será un tema inevitable. La creciente inversión de la pirámide demográfica – mayor cantidad de adultos mayores que jóvenes – genera que los sistemas de seguridad social solidarios intergeneracionales sean insostenibles en el largo plazo. Además, se incrementarán impuestos, especialmente sobre grandes transferencias intergeneracionales: más de USD 100 billones (100 TN en inglés) cambiarán de manos en los próximos años pagando muy pocos impuestos.
  • El déficit será el gran tema de debate en la próxima campaña presidencial. Para 2028, la deuda será un tema central en el debate político. Si Estados Unidos quiere mantener su liderazgo global, deberá equilibrar sus cuentas y garantizar una deuda sostenible. Los imperios siempre necesitaron ejércitos y monedas fuertes para imponer sus reglas; la disciplina fiscal es una de las bases indispensables para lograrlo.

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