Geopolítica Simplificada

27. El Mundo según Xi Jinping

Antecedentes:

Xi Jinping llegó al poder en 2012 y, a diferencia de sus antecesores, rompió con la tradición de compartir el poder entre las élites del Partido Comunista. Consolidó su autoridad eliminando a rivales políticos y aboliendo los límites del mandato presidencial. Hoy, Xi Jinping concentra el poder absoluto en China, con la ambición de posicionar al país como una gran potencia global.

Xi está convencido de que el modelo chino ofrece al mundo una alternativa superior al liberalismo democrático occidental. Según su visión, el capitalismo controlado por el Estado es suficiente para generar prosperidad, mientras que el Partido Comunista actúa como el garante supremo del desarrollo social y cultural.

Durante décadas, China ascendió pacíficamente e integró su economía al mundo con pocas fricciones. Pero ese mundo ya quedó atrás. Las ambiciones de Xi trascienden las fronteras de China: desea lograr la unificación de Taiwán, ya sea pacífica o militarmente, dominar militarmente el Pacífico Sur y establecer su dominio económico en todos los continentes.

Mitos Comunes:

El desarrollo económico promueve la democracia: En los años 90, incluso después de la represión en la Plaza de Tiananmén, muchos analistas políticos soñaban con occidentalizar a China a través del desarrollo económico. Creían que el ultra capitalismo chino fomentaría el individualismo y, eventualmente, la política tendría que alinearse con el progreso económico. Sin embargo, este escenario nunca se materializó. El Partido Comunista ha mantenido un férreo monopolio sobre el poder político. Con la llegada de Xi Jinping, el control del Partido se ha intensificado, extendiéndose a todos los aspectos de la sociedad china, desde la economía hasta la cultura

Mis Predicciones:

Más control sobre la sociedad y la economía: Xi Jinping continuará utilizando la tecnología—desde las redes sociales hasta la vigilancia en línea—para reforzar el control sobre los ciudadanos chinos y las minorías étnicas. Los años de alto crecimiento, en los que los ciudadanos estaban satisfechos con el ascenso económico y la erradicación de la pobreza extrema, han quedado atrás. Para consolidar el poder global de China, Xi priorizará el subsidio a las industrias exportadoras y el sector militar, incluso a costa de servicios sociales como la atención médica para los mayores. Además, el Partido Comunista promoverá políticas coercitivas para aumentar la natalidad, incentivando a los jóvenes chinos a tener más hijos.

Incremento de misiles nucleares y expansión de la flota naval: Xi Jinping comprende que alcanzar la paridad nuclear con Estados Unidos es esencial para garantizar una disuasión efectiva. Para esto necesita un arsenal suficiente de misiles intercontinentales que aseguren una capacidad de represalia en caso de un ataque inicial. Según estimaciones, en enero de 2024, China contaba con aproximadamente 500 ojivas nucleares, y se proyecta que esta cifra podría superar las 1.000 para 2030 (Estados Unidos posee aproximadamente 3.700). En cuanto al poder naval, China ha superado a Estados Unidos en número de buques militares, con más de 350 unidades en servicio, en comparación con las 293 de la Marina estadounidense. Sin embargo, la capacidad de combate de estos buques aún no iguala a la de sus contrapartes estadounidenses. Para proyectar su influencia en el Pacífico Sur y ampliar su rango de operaciones más allá de sus costas, China necesita expandir significativamente su flota. Además, dado que una parte sustancial del comercio chino depende de las rutas marítimas globales, Xi no puede depender de Estados Unidos para garantizar la seguridad marítima internacional.

Más inversión directa en mercados emergentes: Xi Jinping necesita que el mundo continúe comprando productos chinos para sostener el crecimiento interno de su economía y afianzar la dependencia comercial de otros países. Sin embargo, Estados Unidos y Europa están reforzando barreras arancelarias contra los productos chinos altamente subsidiados. En respuesta, Xi ha intensificado su estrategia con “la Iniciativa de la Franja y la Ruta”, que financia proyectos de infraestructura como puertos y carreteras en mercados emergentes. Una condición clave es que estas obras contraten empresas chinas y, en muchos casos, también sean operadas por compañías del país. La siguiente fase se centra en financiar y construir plantas manufactureras en estos mismos países. Este movimiento busca neutralizar las barreras comerciales y garantizar la dominancia china en el comercio internacional. La batalla por el liderazgo global se libra en todos los frentes.

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