Geopolítica Simplificada

22. La “Japonización” de la Economía China

Antecedentes:

En los años 80, Japón parecía destinado a dominar el mundo. Era la segunda economía más grande, crecía a tasas excepcionales y exportaba productos tecnológicos de alta calidad, desde televisores hasta automóviles. Las películas de Hollywood mostraban un futuro donde Japón superaría a Estados Unidos. La cultura japonesa, basada en el trabajo duro, la búsqueda de la perfección y una sociedad ordenada y sin conflictos, era considerada la receta para el dominio económico global.

Actualmente algo similar ocurre con China. Es la segunda economía más grande del mundo y, si se proyectan sus tasas de crecimiento de las últimas décadas, la economía china debería superar a la estadounidense en pocos años. Sin embargo, tal como ocurrió con la economía japonesa que se desaceleró notablemente en los años 90, sucederá lo mismo con China. Existen similitudes en las causas entre ambas economías, aunque separadas por décadas: la falta de un consumo interno robusto, una estructura demográfica que envejece rápidamente y una resistencia al cambio en lo social y político.

Además, China enfrenta problemas estructurales. Posiblemente el más importante es la sobreinversión en el sector inmobiliario que ha provocado una caída en el valor de las propiedades. Esto genera incertidumbre en el consumidor, ahorro excesivo y una menor demanda agregada. A diferencia de otras economías, China está atrapada en una espiral deflacionaria, mucho más difícil de combatir que la inflación post-COVID que enfrentaron muchos países. Los estímulos del gobierno chino no han logrado revivir la economía interna, solo han incrementado la deuda pública.

Mitos comunes y su refutación:

  • Más exportación sigue siendo el camino para el crecimiento sostenido. Durante décadas, China basó su modelo de crecimiento en impulsar cualquier industria capaz de competir en los mercados globales con bajos costos. A través de subsidios, un tipo de cambio competitivo y la migración masiva de mano de obra barata del campo a las ciudades, su industria llegó a dominar numerosos mercados internacionales. En años recientes, el gobierno ha priorizado industrias exportadoras de alta tecnología, como autos eléctricos, baterías y paneles solares. Sin embargo, a pesar de su dominio tecnológico en estas áreas, y a las barreras arancelarias impuestas por otros países, estas industrias no son lo suficientemente grandes para traccionar al resto de la economía china.
  • Más estímulos fiscales del gobierno podrían reactivar la economía local. Recientemente el gobierno chino ha lanzado un nuevo paquete de estímulos, incentivando a los bancos a aumentar sus préstamos, especialmente a los desarrolladores inmobiliarios para completar sus proyectos. Sin embargo, sin reformas estructurales de fondo, como aumentar la edad de jubilación o permitir que los bancos sinceren sus balances repletos de deudas incobrables, los estímulos sólo proporcionarán alivios temporales y terminarán por incrementar la deuda pública.

Mis Predicciones:

  • La economía china no superará a la de Estados Unidos: Inevitablemente, la economía china crecerá de forma más lenta. La demografía es el principal obstáculo, y aunque la tecnología —como la robótica y la inteligencia artificial— podría compensar parcialmente la falta de mano de obra, no es suficiente para mantener el ritmo de crecimiento. Además, la tecnología reduce los costos de producción, pero no aumenta la demanda de productos y servicios. En los próximos años, China experimentará tasas de crecimiento decrecientes, como ocurrió con Japón en los años 90, y nunca llegará a superar a la economía estadounidense.
  • Mayor control estatal sobre la economía: Las reformas estructurales que China necesita chocan directamente con el control que el gobierno ejerce en todos los ámbitos de la sociedad. El régimen no permitirá que las industrias quiebren, que el capital fluya libremente ni que los empresarios exitosos se expresen sin restricciones. Estos cambios generarían tensiones sociales y económicas, un riesgo que el gobierno chino no está dispuesto a asumir. En cambio, seguirán promoviendo las exportaciones, lo que agravará los desbalances globales en el comercio internacional.
  • Política exterior más expansiva: El gobierno intensificará su política exterior agresiva, especialmente en el Pacífico Sur, y en regiones en conflicto como Ucrania o Medio Oriente, con un doble propósito: internamente, fomentar el nacionalismo para calmar las frustraciones económicas; externamente, ganar poder de negociación con sus socios comerciales, asegurando que sigan comprando los productos chinos. Xi Jinping podría optar por reducir las tensiones geopolíticas y enfocar su atención en que China continúe siendo una economía capitalista con menos pobreza y consumidores globales. Sin embargo, esto no va a suceder.

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