Antecedentes:
La inteligencia artificial (IA) está transformando todos los aspectos de nuestras vidas, incluyendo también la manera en que los países planifican y hacen la guerra. En el futuro cercano, la supremacía militar dependerá en gran medida de la capacidad de los ejércitos para invertir en IA. Los militares podrán analizar vastas cantidades de datos de inteligencia, fortalecer los sistemas de alerta temprana, optimizar sus sistemas logísticos, mejorar la ciberseguridad y perfeccionar la precisión de su armamento. Al igual que anteriormente colaboraban estrechamente con la industria armamentística para perfeccionar sistemas de armas, ahora se asocian con empresas tecnológicas para desarrollar los chips y algoritmos que perfeccionarán la IA. China y Estados Unidos están a la cabeza en esta carrera por integrar la IA en sus estrategias militares y arsenales. Otros países más pequeños, pero situados en zonas de conflictos como Israel o Taiwán, ya están empleando la IA para identificar objetivos, anticipar las acciones enemigas o desplegar sistemas antiaéreos.
El avance de la IA en la guerra también conlleva grandes riesgos, como el desarrollo de armas autónomas, errores accidentales en la programación de algoritmos y IA enemigas que pueden comprometer la ciberseguridad. Muchos expertos están instando a restringir el uso de la IA y las armas autónomas al nivel de las armas nucleares, pero los esfuerzos han sido infructuosos. Después de más de una década de diplomacia en las Naciones Unidas, los países no han logrado acordar una prohibición de las armas letales autónomas manejadas por IA.
Mitos comunes y su refutación:
- Los humanos siempre tendrán la decisión última al activar “el gatillo”. Aunque las doctrinas oficiales de Estados Unidos y China mantienen que siempre debe haber un ser humano tomando la decisión final en la cadena de mando, la realidad en el campo de batalla es otra. Las nuevas tecnologías como los drones y misiles aceleran las acciones en el campo de batalla, limitando la intervención humana. Por ejemplo, los sistemas de defensa antiaérea de Israel y Estados Unidos ya operan autónomamente sin intervención humana. Otro caso ilustrativo es el de la guerra en Ucrania, donde el bloqueo de señales de radiofrecuencia por parte de Rusia ha forzado a los ucranianos a programar sus drones para tomar decisiones autónomas sobre que blanco elegir y cuándo disparar o explotar.
Mis Predicciones:
- La IA en la Estrategia Militar: El uso de la IA en simulaciones bélicas tiene el potencial de cambiar la dinámica de los conflictos, al proporcionar una visión precisa de los posibles resultados antes de que comience una guerra. Esto podría disuadir a los líderes de iniciar conflictos que estén condenados al fracaso, reduciendo así el número de enfrentamientos. Casi todas las guerras comienzan por un error de calculo de líderes demasiado optimistas en sus estrategias y generales.
- Mayores Riesgos de Ciberataques y Desinformación: La IA no solo servirá para optimizar operaciones militares, sino también para facilitar ciberataques y campañas de desinformación a gran escala. Las infraestructuras críticas, como los sistemas de comunicación y las redes de servicios públicos, se convertirán en objetivos clave antes de un conflicto armado, como ya se ha visto en la invasión de Ucrania por parte de Rusia.
- Competencia tecnológica y Nueva Política Industrial: La supremacía en los modelos de IA es ahora una prioridad para la seguridad nacional. Estados Unidos ha impuesto restricciones a la exportación de tecnologías claves hacia China, como las máquinas litográficas holandesas que imprimen los microchips. Además, ha ofrecido enormes subsidios a empresas como Intel y TSMC para incentivar la producción de chips en suelo estadounidense. Actualmente, Estados Unidos tiene la ventaja, poseyendo acceso a los chips más avanzados y la tecnología para producirlos. China, por su parte, está determinada a cerrar esta brecha tecnológica volcando enormes subsidios a su industria nacional. Así cómo la Unión Soviética desarrolló rápidamente su bomba atómica después de la Segunda Guerra Mundial, China buscará equiparar su capacidad de IA con Estados Unidos en los próximos años.
- Necesidad Urgente de Regulación: a diferencia de otras tecnologías disruptivas, la IA es una tecnología única que se mejora continuamente a sí misma. Esto plantea un desafío sin precedentes para la humanidad, ya que su avance no tiene un límite claro. Regular su uso, especialmente en contextos bélicos, será crucial para evitar que sistemas autónomos escapen de control o se utilicen de manera irresponsable. La cooperación internacional es esencial para garantizar que el futuro de la humanidad no quede a merced de sistemas de IA no regulados.