Geopolítica Simplificada

16. Sudamérica sin Guerras (pero con Maduro)

Antecedentes:

Sudamérica es una de las regiones con los niveles más bajos de conflicto y guerra en el mundo. De hecho, todos sus países, excepto Venezuela, son democracias. La región se presenta como un claro ejemplo de cómo las democracias tienden a evitar los enfrentamientos bélicos entre sí. La relevancia geopolítica de Sudamérica sigue siendo notable: es un actor clave en la provisión de commodities agrícolas y mineros, alberga la Amazonía, el mayor regulador climático del mundo, y representa un mercado consumidor significativo, con aproximadamente 440 millones de personas.

Los principales desafíos de seguridad en la región están vinculados al narcotráfico, el crimen organizado y el cambio climático, problemas que exigen una mayor cooperación y coordinación regional. No obstante, el reto político y social más grande del continente sigue siendo la dictadura de Maduro en Venezuela, cuya crisis ha provocado la expulsión masiva de millones de venezolanos, impactando significativamente a toda la región.

Mitos comunes y su refutación:

  • Estados Unidos intervendrá para derrocar a Maduro. Aunque en el pasado Estados Unidos ha intervenido para facilitar cambios de régimen en América Latina (como en Guatemala en 1954, Cuba en 1962, Pinochet en 1973 y Panamá en 1990), en los últimos años la política intervencionista militar estadounidense solo ha sido aplicada cuando ha habido una amenaza directa a su seguridad, como en Afganistán en 2001 e Irak en 2003. Hoy en día, el régimen de Maduro no representa una amenaza directa a los intereses de seguridad de Estados Unidos. Por otro lado, Washington ha logrado generar un consenso entre los países de la región —tanto de derecha como de izquierda— para adoptar una postura más uniforme frente a Venezuela.

Mis Predicciones:

  • Maduro no será expulsado por Estados Unidos ni por los países latinoamericanos. La única manera en que Maduro podría ser depuesto es a través del colapso de su alianza con los sectores militares, o por la pérdida de apoyo de autocracias externas como Rusia, China e Irán. Aunque claramente perdió las últimas elecciones, se mantiene en el poder gracias a la represión política ejercida contra la oposición y la sociedad civil. La presión política y las sanciones impuestas por los países de la región no han sido suficientes para desplazarlo. Sin embargo, la reciente salida de Edmundo Gonzales a España podría reforzar la presión internacional. Edmundo, un diplomático experimentado, no perderá la oportunidad de reunirse con presidentes latinoamericanos y europeos, recordando al mundo —y a Maduro— que a partir del 10 de Enero de 2025 él será el nuevo presidente de Venezuela. A diferencia de otras ocasiones, la oposición parece hoy más unificada bajo el liderazgo de Corina Machado, mientras que el chavismo está más fracturado y aislado que nunca. Una salida negociada con un sector más pragmático del chavismo, que permita a Maduro exiliarse en un país que le ofrezca asilo político, podría ser finalmente el camino para que Venezuela recupere la democracia.
  • China y sus aliados expandirán su influencia en América Latina más allá del comercio. El comercio entre China y América Latina ha crecido exponencialmente en las últimas décadas, incrementando la influencia política de Beijing en la región. China ha aumentado su inversión en infraestructura, energía y minería, y gradualmente comenzará a incursionar en temas de seguridad y defensa para consolidar su área de influencia en la región. El apoyo de China a Maduro es también parte de la estrategia para debilitar el poder tradicional de Estados Unidos en Sudamérica.
  • Estados Unidos reforzará su rol en la región. Sudamérica ha disfrutado de años de paz y crecimiento económico impulsados por el comercio internacional. China ha desempeñado un papel fundamental en este proceso, y Estados Unidos no ha intervenido de manera significativa mientras no haya implicaciones directas de seguridad o defensa. Sin embargo, en los últimos años, China ha establecido bases científicas y puertos comerciales en varios países de la región, activos que fácilmente podrían convertirse para usos militares. Es predecible que Estados Unidos contrarreste este avance chino y el de sus aliados. Los países sudamericanos, por su parte, deberían continuar aprovechando los beneficios comerciales que ofrece su relación con China, pero al mismo tiempo fortalecer la cooperación en seguridad con Estados Unidos, particularmente en la lucha contra el narcotráfico, el crimen organizado y el terrorismo. De esta manera, Sudamérica podría beneficiarse de lo mejor de ambos mundos.

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