Antecedentes:
Trump ha anunciado que, en caso de ganar, impondrá tarifas del 10% a todas las importaciones en general y hasta del 200% a productos como autos eléctricos y paneles solares. Sus objetivos son promover la reindustrialización, proteger los puestos de trabajo nacionales y recolectar más impuestos para reducir el déficit fiscal, y al mismo tiempo poder bajar impuestos a las empresas. Además, Trump propone compensar cualquier aumento de precios de productos debido a las tarifas con reducciones en el impuesto personal a las ganancias.
Estados Unidos, y en especial el Partido Republicano, tiene una larga historia en promover el libre comercio con el resto del mundo, lo cual ha permitido que el consumidor estadounidense acceda a productos muy baratos y ha incentivado que otros países adopten políticas aperturistas similares. Sin embargo, las tarifas en Estados Unidos no son un fenómeno nuevo. En los años 80’s, Reagan comenzó a aplicar barreras arancelarias a los autos japoneses, obligando a sus fábricas a instalarse en Estados Unidos. Durante su primera presidencia, Trump empezó a aplicar tarifas a productos chinos para proteger algunas industrias nacionales, que luego Biden mantuvo durante toda su presidencia. Hoy, Trump utiliza las tarifas como un instrumento central de su nueva política económica, la cual podría tener implicaciones geopolíticas no solo para rivales como China, sino también para los países occidentales aliados de Estados Unidos.
Los mitos:
- Las tarifas generan un ingreso extra para el gobierno, lo cual ayudará a paliar el déficit crónico de Estados Unidos.
- Las tarifas no generan inflación, o generarían muy poca, ya que las empresas no pueden transferir todo el costo a los consumidores. El gobierno siempre puede reducir los impuestos de la clase media para compensar el posible impacto de las tarifas en los precios.
- Las tarifas acelerarán el proceso de reindustrialización en Estados Unidos, generando más puestos de trabajo calificados en áreas clave como semiconductores, industrias verdes y manufactura en general.
- Los países occidentales se adecuarán a este nuevo orden económico internacional donde prima el populismo económico y las barreras arancelarias.
Predicciones:
- Las tarifas sí generan inflación. Trump solo aplicaría tarifas en situaciones específicas para negociar mejores condiciones comerciales, sobre todo con China, pero no aplicaría tarifas de manera general a todos los productos que importa Estados Unidos. Hoy, su base de votos también incluye a los trabajadores de clase media del centro de Estados Unidos, quienes se verían gravemente afectados por una nueva ola de inflación post covid.
- Si bien se pueden promover industrias protegiéndolas con tarifas, esto es sólo un elemento de fomento y no es suficiente crear una industria competitiva. Además, Estados Unidos ya tiene ventajas competitivas sin barreras arancelarias en áreas de alta tecnología como inteligencia artificial, computación en la nube y robótica. Paradójicamente también demasiada industrialización en manufactura es incompatible con una política más restringida de inmigración, ya que no habría suficientes trabajadores.
- Las tarifas en general serían desastrosas para los países occidentales aliados de Estados Unidos, generando desconfianza y grandes desbalances comerciales a nivel mundial. En el caso de China, una escalada de tarifas provocaría represalias, especialmente contra sectores agropecuarios que actualmente exportan en su mayoría a China. Esto resultaría en solicitudes de subsidios y quejas políticas de estados predominantemente republicanos. Las tarifas pueden ser una herramienta de política económica para proteger sectores amenazados por productos importados subsidiados, como los autos eléctricos chinos, y también como una medida geopolítica, por ejemplo, prohibiendo a Huawei instalar sus equipos en la red celular. No obstante, utilizar las tarifas como el eje central de la política industrial pondría en riesgo el orden económico mundial que ha beneficiado a Estados Unidos en los últimos 70 años. Trump lo sabe; en campaña se dicen ciertas cosas, pero en el poder se actúa de manera diferente.